No te rindas, tiene solución

No te rindas, tiene solución

9 de octubre de 2022 Emociones 0

Si te sientes hundido en tu profesión, en tu empleo o en tu negocio porque te han hecho un ERTE y crees que te pueden despedir; has sufrido un ERE y te han despedido ya, y con 50 no crees que puedas encontrar un nuevo empleo, o quizás tu negocio ha cerrado o está a punto y no crees que puedas reflotarlo, mi primer mensaje es claro: no te rindas, tiene solución.

En la vida hay muchas etapas y ocurren muchos cambios imprevistos que en muchas ocasiones nos desconciertan dejándonos sin saber cómo resolverlos o por dónde seguir. Es lo normal, no podemos tener controlados todos los factores externos. Hacemos planes, ponemos objetivos y sin esperarlo, el mercado, la sociedad o algo imprevisto nos deja fuera de juego. Y ahí aparece el desconcierto, la incertidumbre, el sentirse vulnerable y en muchas ocasiones las ganas de abandonar. Pues no, no te rindas por ello, te aseguro que hay solución.

La vulnerabilidad no es una cuestión de edad

Cuando he hablado de esto con profesionales, coincidimos en que se suele pensar que, en teoría, solo ocurre cuando eres joven y no tienes experiencia. Pero la realidad es bien distinta, ocurre en cualquier etapa de la vida. Es cierto que los jóvenes están más expuestos por la propia inexperiencia que en muchas ocasiones va unida a sentirnos invencibles. Esto suele llevar a cometer errores que facilitan la situación. Pero la realidad es que nos puede suceder a cualquier persona o profesional en cualquier etapa de la vida por diferentes motivos.

No vengo a analizar los motivos, que pueden ser muy variados. Ni a cómo evitarlo, que ya trataré en otro post. Sino a poner luz sobre cómo es la mejor forma de actuar ante esa realidad. La situación es simple de describir, aunque compleja de vivir. En ese momento nuestra percepción es que nuestra situación profesional se ha desmoronado y nuestra mente se debate entre «no puedo más» y «no te rindas» pero sin fuerzas ni argumentos para agarrarnos a la segunda.

.

derrumbe

Da igual el motivo

A este punto se llega de muchas formas. No sé cuál es tu caso, pero igual te han hecho un ERTE y estás desconcertado porque tus ingresos han bajado y no sabes si volverán a contar contigo ni cuándo. Pues créeme si te digo que no te rindas porque la respuesta está más cerca de lo que parece.

Sientes que todo lo que construiste, se ha derrumbado o se está derrumbando.

.

Quizás a ti te ha ocurrido cuando de pronto, tu carrera profesional se ve en una encrucijada porque en la empresa para la que trabajas deja de darte todas las facilidades. Ves que empieza a apostar por compañeros mucho más jóvenes que tú, que suponen que están más frescos y ponen más esfuerzo. Y temes por tu empleo sin saber cómo recuperar tu sitio. Pues ahí te digo, no te rindas, hay solución.

Da igual a qué te dedicas, ese no es el problema

Puede que seas un profesional independiente que llevas una trayectoria de años con buenos clientes. Y sin esperarlo, el mercado da un giro y lo que aportas deja de estar en demanda al nivel al que estabas acostumbrado. O a veces, no es el mercado sino la competencia la que empieza a llevarse a ese tipo de cliente que antes te contrataba. Y piensas que a tu edad no vas a poder remontar y ves todo negro, pues a ti también te digo, no te rindas, hay salida.

O es posible que tengas un negocio, un comercio, o una empresa que llevas años desarrollando con ciertos resultados. Y en pocos meses, ves que baja tu facturación de forma escandalosa y ya no cubres ni gastos. Estás tratando de aguantar unos meses, pero los fondos no son infinitos y te entran las dudas de cerrar antes de seguir endeudándote porque no sabes cómo recuperar lo que has perdido. Detrás de ese pensamiento está la duda de si serás capaz o te metes en un callejón sin salida. Pues ya te digo que hay posibilidades de resolverlo, no te rindas.

.

no te rindas

Es fácil decirlo, pero créeme: tiene solución, no te rindas

Ya sé que es muy fácil decirlo así. No me cuesta esfuerzo ni dinero escribirlo. Pero cuando tú lo escuchas, ya sé que no te resulta creíble porque las percepciones que tienes en esas situaciones te dicen lo contrario. Estás viendo que el túnel es tan oscuro que te sientes en un pozo, y que cuanto más cavas, más te hundes.

Ahí es donde aparece la conclusión de que quizás lo mejor sea abandonar. Lo comprendo, conozco la situación y el sentimiento que provoca estar ahí. Pero créeme, el túnel tiene salida, aunque desde ese sitio no puedas verla, Así que mi primer consejo es no te rindas, y empecemos a resolver la ecuación.

.

¿De quién es la culpa?

Sientes que te has hundido, te acusas de lo ocurrido, te preguntas dónde te has equivocado. Buscas culpables fuera, en la competencia, en el mercado, en tus empleados o colaboradores, en tus jefes, en tus relaciones, en tus clientes. Alguien tiene la culpa de lo que te ha ocurrido. Pero la verdad es que da igual, eso no importa. La respuesta, aunque la consigas, no te ayudará a salir de ese agujero.

Determinar la causa puede darte información para aprender a mejorar y estar mejor preparado por si se repite en el futuro, pero no te ayudará a salir. La clave para escapar de ese agujero está en la palabra que he mencionado antes. Es una percepción y solo una percepción. No es lo que ha ocurrido sino como tú lo percibes y como piensas de ti. ese es el camino.

Ya lo dijo Darwin

Recuerda la frase que aprendiste en el colegio sobre la teoría de la evolución de las especies:

Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”.

Y ese deber se tú. Y si no lo eres, necesitas convertirte en él urgentemente. No te rindas ahora, adáptate al cambio que ha ocurrido a tu alrededor. Genera esa actitud que te digo. Analiza qué ha cambiado, qué están demandado esos clientes que tú no les das, o las empresas a las que poder acceder. y evoluciona lo más rápido posible.

Con esa información podrás determinar tu nuevo camino o las variaciones necesarias que debes acometer. En unos casos necesitarás aprender algo nuevo, nuevas disciplinas o tecnologías que complementen tu profesión. En otros es añadir nuevos productos o servicios o pivotar los que ya ofreces a las nuevas demandas del mercado. Y en otros quizás cambiar de profesión o de negocio. Y no te asustes de pensar en hacerlo, es más sencillo de lo que parece.

.

no te rindas

Con 50 ya no puedo hacer nada

Ya sé que estos cambios pueden asustar si ya tienes 45 o 50, y probablemente estés pensando que a tus años eso ya no es posible para ti. Eso es lo que hemos aprendido durante años. Pero es falso. Repito, no te rindas, es posible, muchos lo hemos hecho, lo seguimos haciendo y se puede. Tú también puedes. Y si no te sientes con fuerza, a veces la solución es aliarse con otros profesionales similares a ti para generar sinergias.

Yo lo he hecho varias veces en mi vida. A lo largo de mis 60 años he vivido de diferentes profesiones. Soy Mecánico de aviones y dediqué 11 años a esa profesión. Estudié Administración de Fincas y Experto Inmobiliario. He tenido una Agencia de Publicidad y una Operadora Nacional de Telecomunicaciones. Y todas esas etapas se fueron cerrando por diferentes motivos y empecé otras. Y sigo avanzando.

Y no solo eso. He estado mentorizando profesionales, organizando eventos y dando formaciones presenciales durante 30 años. Con la pandemia todo se fue a cero. De golpe. De pronto un día no pude seguir haciéndolo. No es que ya no supiera hacerlo con eficacia, sino que desaparecieron todas mis opciones de hacerlo tal como lo hacía. ¿Y qué hago ante eso? ¿Me echo a llorar y me hundo? Pues desde 2020 me adapté al cambio. Abandoné los eventos. Aprendí a hacer las mentorías y las formaciones online, y hoy las hago de las dos formas. Presenciales y mediante videoconferencia. Y todo está mejor que nunca. Yo feliz y mis clientes también.

No te rindas. Nuevos tiempos, nuevos enfoques

Ya sé que cuesta aceptar que aquello en lo que has invertido tantos años de carrera y profesión, de pronto ya no te da el resultado que esperabas o que tenías ¿y qué? ¿Estás aquí para vivir del pasado o para vivir tu presente lo mejor posible?

¿Tú quieres seguir empeñándote en vivir de lo que pensaste que vivirías, aunque ya nadie lo necesite, o prefieres cambiar, adaptarte, sobrevivir y sentirte útil?

¿Quieres seguir diciendo que lo que planeaste era lo mejor para tu vida o quieres sentirte feliz, que aportas valor a la sociedad y ésta te paga por ello?

¿Prefieres seguir sufriendo, repitiéndote que lo hiciste bien o buscar una solución? ¿Quieres seguir preguntándote qué ha pasado o esforzarte para cambiar lo que haga falta, sentirte pleno y volver a triunfar?

Tú decides, pero si tienes dudas de qué hacer o cómo hacerlo, tengo tres mensajes para ti:

1.- El primero es en el que más te insisto. No te rindas. Ese es el principal.

2.- A partir de ahí viene el segundo, y es que se puede. Tú puedes.

3.- Y finalmente el tercero: si no te sientes con fuerzas o no sabes cómo, pide ayuda, busca quien te pueda ayudar.

Todo eso se puede resolver, pero la solución no está en el mercado sino en tu mente,

La solución está en que entiendas que esa percepción de sentirte hundido, inútil, sin fuerzas, es la que te está impidiendo salir.

Cambia tu forma de pensar y sentir y cambiarás tu vida

Si lo haces, todo tendrá otro color. Lo tendrá el mercado, lo tendrá tu familia, lo tendrá tu opinión de ti mismo como persona y como profesional. Otro color. Más luminoso, brillante, lleno de alegría y de felicidad. Te sentirás mejor. Todo te resonará y tendrá otra música.

Tus estados emocionales son la clave

Las emociones son innatas al hombre y se disparan sin voluntad. No podemos controlar su aparición. Pero lo que sí podemos controlar son nuestros estados emocionales, es decir, lo que ocurre un par de segundos después. Yo puedo reaccionar con ira o tristeza ante algo que he vivido pero el quedarme en ello es solo una decisión personal, mía. Es una decisión interior. Y lo sé porque durante años he sufrido esos secuestros emocionales que me tenían deprimido, cabreado o furioso durante días o semanas. No me sentía bien, pero no sabía cómo escapar de ello.

Gestionar y dominar tus estados emocionales es algo que se aprende. Es una técnica sencilla y fácil de entender, aunque requiere práctica constante hasta que pasa a formar parte de nuestros hábitos mentales. A partir de ahí, todo es muy sencillo y la mayoría del tiempo, la mente lo hará de forma automática. Yo gracias a que lo aprendí, puedo decir que soy feliz, muy feliz en mi vida, independientemente de lo que pase a mi alrededor. La conclusión es:

Pase lo que pase, yo decido cómo me quiero sentir. Y eso hace la diferencia.

Piensa en esto y decide

Ahora tengo dos preguntas que hacerte:

¿Como crees que eres más eficaz con tu profesión? ¿en estados de depresión, inseguridad, incertidumbre, tristeza y de no saber cómo poder salir adelante? ¿O en estado de seguridad, confianza, alegría, felicidad, o entusiasmo? creo que la respuesta es muy sencilla.

¿En qué estado emocional prefieres vivir? ¿triste y deprimido o feliz y seguro de ti?

Pues ya sabes. La decisión es tuya y solo tuya. Es una decisión mental interior, la decisión de cambiar, pero debe ser con total convencimiento y compromiso contigo mismo. Yo puedo enseñarte y ayudarte a realizar ese cambio, pero nadie puede ayudarte a tomar la decisión.

La puerta del cambio se abre desde dentro

Sólo la puedes abrir tú. Ahora bien, una vez que la abres, yo puedo ayudarte que a que recorras el camino del cambio, dándote apoyo, ayuda y luz en donde lo necesites.

Así que ya sabes, toma en este momento dos decisiones: la primera, no te rindas, y la segunda, decide cambiar desde hoy mismo y deja de sufrir innecesariamente.

El camino de la vida no está lleno al 100% de momentos de felicidad, pero depende de nosotros y de nuestras decisiones el poder transformar muchos de esos poco divertidos, y convertirlos en situaciones que nos ayuden a seguir adelante.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
1
Hola, soy Antonio 👋
¿En qué puedo ayudarte?