Haces que me sienta mal

Haces que me sienta mal

13 de julio de 2022 Pensamientos 0

Haces que me sienta mal, que me deprima y me hunda.

Lo haces tú, y yo lo sufro. Cada vez que me respondes así, me hundes.

Cada vez que me haces esos gestos, me machacas. Cuando me ignoras, me deprimes. Y yo no puedo hacer nada para evitarlo. Tú eres el responsable de mi sufrimiento, de mi dolor emocional, de que todo me salga mal, de que no tenga ganas de salir, ni trabajar, de que llore a menudo. Haces que me sienta mal.

Lo haces tú y solo tu. Y aunque sabes que me hundes, lo sigues haciendo. Es increíble que seas consciente y repitas durante años tu forma de ser. Haces que me sienta mal. Haces que me deprima, que me hunda. Y te da lo mismo.

Te lo he explicado miles de veces, y por mis reacciones sabes que está volviendo a ocurrir y no te importa. Tú a lo tuyo, y lo haces. Y cuando vuelves a comportarte así, haces que me sienta mal, aun a sabiendas que a continuación me deprimirás y me sentiré hundido por tu culpa.

Haces que me sienta mal

Años y años repitiendo la misma frase

He vivido eso y me he repetido esas frases durante años y años. Décadas completas, una y otra vez.

Cada vez que nos repetimos esos mantras como el de «Haces que me sienta mal, que me deprima y me hunda» reforzamos su poder. Cada vez que lo enunciamos se hace más fuerte, más cierto. Pero la realidad es que son mentira, completamente mentira.

La vida puede ser la que sea. Las personas pueden ser como sean y hacer o decir lo que les dé la gana, y sobre eso no tengo ningún control. Es la vida, tú tienes las relaciones que quieras y las personas son libres de comportarse bien o mal, como decidan.

Y por mucho que digas «Haces que me sienta mal, que me deprima» no cambia la vida que ocurre ahí fuera, sigue siendo la misma.

Haces que me sienta mal,

Analicemos la frasecita «Haces que me sienta mal»

Si me creo que son verdad todas esas frases, en el fondo estoy diciendo que otra persona tiene el control de lo que pasa en mi cerebro. Estoy certificando que esa persona domina mis pensamientos y mis emociones. La frase tiene tela marinera.

Es decir, que domina mis sentimientos, Y si yo me siento mal es porque está tocando las teclas apropiadas y yo no tengo poder de control de esas sensaciones o emociones. Y claro, tú haces que me sienta mal.

Pero la única verdad es que, de lo que pase dentro de mí, el único responsable soy yo. Nadie puede controlar cómo pienso, ni cómo me siento, ni cómo me hablo. ¡¡¡NADIE!!!  salvo yo.

Cada vez que tú me hablas mal, me ignoras o me desprecias, es algo que yo no puedo impedir que suceda. No tengo control sobre ti, ni lo quiero. Pero lo que sí puedo decidir, es cómo voy a sentirme con eso. Y si yo decidiese ignorarte y que no me afecte, pues no me afectará, Y tú no podrás impedirlo. Tú no podrás hacer nada al respecto.

Y si decidiese proteger mis sentimientos y seguir siendo feliz, lo seguiría siendo. Hagas lo que hagas y digas lo que digas. Y de pronto, eso de que el concepto de que haces que me sienta mal por lo que dices, gesticulas o haces, desaparece. Y aunque lo sigas haciendo, yo ni me inmuto. Mis sentimientos y pensamientos podrán seguir a salvo.

Cómo cambiar lo que siento

Eso no se cambia de un día para otro. No nace en los árboles. No viene en las latas de judías ni en los bollitos del desayuno. ¡¡¡SE APRENDE Y SE ENTRENA!!

Es una decisión interna, y hay técnicas para aprender a dominar tus emociones que te permiten cambiarlas en cuestión de segundos y que con ellas puedas seguir teniendo el estado emocional que tú desees. Pase lo que pase fuera de ti.

Una de las herramientas más útiles, se llama «los 6 grados a la libertad».

Es una herramienta de PNL que aprendí y he practicado una y otra vez hasta dominarla porque me cambió la vida. Es una herramienta fantástica y potentísima que te abre la puerta de la libertad emocional y una vez que la aprendes, es para siempre.

Yo la enseño a los profesionales a los que acompaño en un proceso de mentoring. Alucinan del poder que sienten de pronto, y se emocionan tanto que la practican una y otra vez hasta dominarla. Como hice yo.

¿Haces que me sienta mal? Tú decides que hacer

Puedes seguir culpabilizando al mundo, a tu pareja, a tu jefe, al gobierno o a quien te dé la gana de que tu vida no es la que tu querrías. Si quieres, puedes seguir sufriendo hasta que te mueras.

Si quieres, puedes seguir repitiéndote internamente o en voz alta «Haces que me sienta mal, que me deprima y me hunda a todas» las personas que te apetezca.

Puedes seguir con el papel de víctima que tan bien se te da, regodeándote en la mierda y sufrir lamiéndote las heridas que te provocan los otros o la vida.

Yo lo he hecho durante décadas y sé cómo funciona. Sé perfectamente cómo la mente aprende el hábito de estar ahí y no querer salir de ese agujero, de esa podredumbre mental y emocional. Es asqueroso, pero te acostumbras a culpar a cualquiera y te acabas sintiendo cómodo en ese estercolero.

Mientras otros tengan la culpa y yo sea la víctima, no tengo responsabilidad ni tengo que hacer nada.

Puedo seguir así y si me va mal, si me siento mal, si no soy feliz, si sufro, o cualquier cosa que yo sienta que me pase, ellos son los que lo generan y yo solo el pobrecito.

Pero cuando asumo que la responsabilidad es mía y solo mía, todo cambia. Ellos seguirán siendo como son, haciendo lo que quieran hacer, pero mi vida y mis sentimientos pasan a ser algo que dependen solo de mí.

Decide ser feliz

Cuando yo aprendí que eso era posible, y cuando me di cuenta de que con esa herramienta podía dominar mis estados emocionales las 24 horas del día, tomé una decisión. Desde ese momento decidí SER FELIZ y nada puede impedirlo, pase lo que pase fuera. Ahora, cuando algo me irrita, cambio mi estado emocional. Y punto.

No solo eso, sino que cuando alguien me agrede verbalmente, separo sus palabras, las respondo fríamente y cambio mi estado emocional sin que me afecte, y vuelvo al estado de paz, de amor, de felicidad, de alegría o el que considere que me apetece tener en ese instante.

Y cuando algo externo no me gusta, o siento que interfiere en mi vida con buena o mala voluntad, no permito que entre en mi interior. Lo analizo y tomo la decisión que creo más adecuada pero no le doy el poder de entrar en mis estados emocionales

Es necesario tomar decisiones, aunque duela

Tomar decisiones ante lo que suceda es algo necesario. Aunque duela hacerlo. Y aunque cueste llevarlas a cabo. Reaccionar instantáneamente puede que sea conveniente en un momento dado. Pero un instante después, vuelvo al estado que yo quiera. Reacciono. Sí, por supuesto que lo hago, pero no permito que mis estados emocionales se vean afectados ni me secuestren más allá de dos o tres segundos que dure mi reacción.

Ahora puedo decir en voz alta, y muy orgulloso de decirlo porque lo siento: tengo el control emocional total y SOY FELIZ. ¡¡¡Muy feliz.!!!

Hasta hoy podías haber sentido que el mundo era el causante de tu dolor. repetir una y otra vez mirando a alguien que conoces, ya sea tu pareja, tus hijos, tus padres, tu jefe o el vecino de al lado: haces que me sienta mal. Pero a partir de hoy sabes que no, ya sabes que, si sufres es porque quieres, porque has decidido que prefieres seguir con el dolor, que tomar acción.

Y ahora te invito a que te vayas al espejo de tu baño y le preguntes a esa persona que hay frente a ti ¿Hasta cuando vas a seguir revolcándote en ese saco de mierda y haciéndote el papel de víctima?

 

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